"No creo que exista ninguna oportunidad válida de comprobar la existencia de armas de destrucción masiva, porque la mejor evidencia sugiere que nunca existieron”.
(D. Kay, ex jefe de los inspectores de armas de EUA en Irak)

No las encontraron, pues no existían. Las supuestas Armas de Destrucción Masiva, fue la disculpa esgrimida por Bush, para aplicar su estrategia que reivindica el derecho de utilizar la fuerza, en cualquier parte del mundo, para mantener su superioridad militar y erigirse, unilateralmente, como "gendarme mundial".

Otra disculpa, fue la existencia de una relación entre Hussein y los autores de los hechos del 11 de septiembre. Lo que sorprendió a los servicios de inteligencia, pues no encontraron vínculos entre Irak y Al-Qaeda.

Mentiras difundidas por su maquinaria "informativa", que pretendían justificar la "guerra preventiva" en contra del "terrorismo". Disculpas para una vieja práctica: utilizar la guerra como dinamizador de la economía.

No lograron convencer al mundo que era necesaria la invasión, apenas obtuvieron el concurso de los gobiernos de Inglaterra, Italia, España y otros. Un año después, el fracaso ha sido total para EUA, que creyó que era posible invadir un país sin sufrir las consecuencias. Una patriótica guerra de guerrillas es la repuesta. La resistencia del pueblo iraquí, ha llevado a un país dividido por razones políticas, religiosas y étnicas, a unificarse en una alianza de liberación nacional.

Algunos datos muestran el alto costo que ha tenido esta invasión para los EUA y sus aliados: 1) 17 acciones diarias contra las tropas colonizadoras; 2) 576 soldados muertos, de los cuales, 428, después de terminada oficialmente la "guerra"; 3) Imposibilidad de reconstruir la infraestructura petrolera, con la rapidez prevista; y 4) 125.000 millones de dólares de costo.

Está claro que se trata de una acción imperialista, donde los costos los pagaran los pueblos del mundo, incluido el de los EEUU, mientras las grandes petroleras incrementan y expanden el área de explotación y apropiación de los recursos energéticos. Era, junto a la configuración del panorama estratégico del Oriente próximo y medio, el gran objetivo de la invasión.

Entre los ganadores se encuentra la familia de Bush, propietaria de la empresa ESSI, constructora de artículos militares de alta tecnología, especialmente de un "sistema de refugio Químico-Biológico"; que es un sistema de protección contra ataques de Armas de Destrucción Masiva, lucrándose con jugosos contratos del Pentágono.

Aznar fue desde el principio, partidario de la intervención, desconociendo el clamor de su pueblo, que se opuso. Los atentados del 11 - M, son consecuencia de la subordinación a Bush. No obstante que se buscó sacar ganancia política del dolor de los españoles, al tratar, en contra de toda evidencia, de responsabilizar a ETA. Identificados los autores de los hechos, no queda duda que el responsable es Aznar, por sembrar los vientos que provocaron la tempestad sufrida por los españoles; hechos que influyeron en los resultados electorales del 14 de marzo.

En las urnas se castigó la política guerrrerista y los engaños del gobierno de Aznar, favoreciendo al Partido Socialista Obrero Español, PSOE, que prometió retirar las tropas de Irak.

Lo de España puede repetirse en EUA, donde crece el repudio a la política intervencionista de Bush. El candidato Kerry, aprovecha la invasión a Irak, calificándola de "arrogante, inepta, arriesgada y excesivamente ideólogizada". La ocupación de Irak domina el debate electoral en EUA. Es muy probable que los estadounidenses castiguen también a Bush, aunque eso no signifique un gran cambio en la política imperialista, que seguirá favoreciendo los intereses de las grandes multinacionales.

La guerra contra el "terrorismo" es un pretexto para invadir naciones; apropiarse de sus recursos; limitar las libertades; globalizar la represión y el terror y combatir las resistencias de los pueblos. Resistencias expresadas en corrientes políticas, culturales, nacionalistas, regionalistas; que rechazan el totalitarismo, el hegemonismo ideológico y económico. El mundo y sus pueblos no están de rodillas.