Bogotá, Colombia 09.08.2002. (AP Photo/John Moore)

Bogotá, Colombia 09.08.2002. (AP Photo/John Moore)


Propuesta realista para volver al diálogo

Once días antes de las elecciones presidenciales del 26 de Mayo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo, FARC-EP, en comunicado público manifestaron que: “cualesquiera fuera el nuevo presidente electo estaban dispuestas a reiniciar los diálogos, abruptamente rotos por y bajo la responsabilidad directa del Dr. Pastrana.”

Las condiciones exigidas por ésta fuerza beligerante son mínimas pero fundamentales:

1. Despejar los departamentos de Caquetá y Putumayo;
2. Retomar la agenda por el cambio hacia la nueva Colombia que se adelantaba con Pastrana;
3. Retirar los epítetos de "terroristas " y "narcoterroristas" con los cuales personeros del gobierno pretenden descalificar a los luchadores sociales; y,
4. Tomar serias medidas contra quienes estén implicados a cualquier instancia en el proyecto paramilitar oficial.

La propuesta sacó de casillas a los entonces candidatos, al generalato, a representantes del clero, a los gremios económicos, analistas políticos, personeros de los partidos y comunicadores sociales. Pero, ¿qué fue lo que provocó su airada reacción?

Al parecer les fastidia sobremanera que las FARC-EP sostengan que mientras el gobierno siga con su política de dialogar bajo el fuego, ellas requieran de suficientes garantías para la preservación de la seguridad de sus comandantes, embajadores, personalidades y brindar esa misma seguridad a los personeros del gobierno encargados de adelantar las conversaciones y que obligatoriamente deben desplazarse hacia el sitio de encuentro.

Creen que el pedido del despeje de los dos departamentos es desproporcionado. Inaceptable. Recurren a los mismos argumentos cuando dicha solicitud se hizo por primera vez en el gobierno Samper para despejar el municipio de Uribe en el departamento del Meta, y luego cuando el reciente despeje de San Vicente, Uribe, Macarena, Vista Hermosa y Mesetas.

Les obsesiona y espanta la idea que las FARC-EP quiera "balcanizar" a Colombia implantando la imaginaria "República del Sur", con la trasnochada tesis de Repúblicas Independientes ya utilizada para la agresión contra Marquetalia en 1964.

No han podido digerir que el exterminio o golpe mortal contra las FARC en el Caguán, que tanto ilusionó a los guerreristas, fue una vana quimera, y que a casi cuatro meses de su ofensiva militar, a gran escala, ésta les representa un rotundo fracaso. La extensión de la guerra a todo el territorio nacional, incluyendo los centros urbanos, situación que es cada vez más una opción real y que en medio de la confrontación armada dibuja un nuevo mapa de la realidad política colombiana.



Los Posos, Caquetá. Photo Jason P.Howe, 2002.

Los Posos, Caquetá. Photo Jason P.Howe, 2002.


Para detener la guerra hay que dialogar y el transitorio despeje abriría las compuertas al entendimiento sin poner en riesgo la unidad territorial que tanto dicen que les preocupa.

Quisieran ver a las FARC dialogando por allá... en los confines del mundo o talvez en calurosas carpas en un oasis del desierto africano o en el frío nórdico, pero no aquí, en Colombia, bajo el manto de la selva tropical que las vio nacer y las protege. Olvidan que su exigencia está respaldada por realizaciones incontrovertibles de su acumulado político y militar. Falta grandeza para ver que el problema más sentido en Colombia es Guerra o Paz. La condición del despeje es mínima frente al reto que se enfrenta.

Tampoco es con remoquetes de mal gusto o epítetos copiados de sus mentores internacionales como algunos funcionarios del Estado y el gobierno podrán descalificar lo que las FARC han ganado en sus 38 años de trabajo junto y como parte del pueblo. “Somos una organización político militar y como tal exigimos que se nos trate. No es mucho pedir.”

La agenda para el cambio por la nueva Colombia fue uno de los grandes logros del truncado proceso y amerita ser retomada y profundizada. Existen en ella elementos valederos para la reconciliación en la búsqueda de la Paz con Justicia Social

En cuanto a las medidas contra el paramilitarismo oficial, la Constitución y la ley dan los elementos para meter en cintura a los promotores, participantes, financistas, propagandistas y colaboradores.

El presidente Pastrana, la Fiscalía, y varias organizaciones nacionales e internacionales conocen una larga lista de integrantes de las FF.AA. , gremios de la producción, partidos políticos, "respetables" personalidades, mafiosos, terratenientes, y ganaderos que han sellado su suerte a esta máquina de muerte. Desentrañar sus tentáculos y castigar a los culpables sería sencillo sí existiera por parte del Estado colombiano la voluntad política para hacerlo. Desde sus tumbas los masacrados acusan y esperan justicia.

Al salir airoso de la contienda electoral el Dr. Álvaro Uribe Vélez "lanza" una nueva propuesta para reiniciar diálogos con los que él llama los "violentos", sobre ella, luego, volveremos a hablar. Por el momento insistimos, sin arrogancia, que la propuesta de las FARC – Ejército del Pueblo, es seria, viable y realista.

Texto preparativo por: elbarcino@laneta.apc.org  

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