Fernando Botero (1930, Bogotá, Colombia). Manuel Marulanda "Tiro Fijo", 1999 Óleo sobre lienzo, 45,72 õ 33,02 cm
Collectión Banco de la República, Artes plásticas
La crisis de neoliberalismo
“Como los lectores de libros sacros, los pregoneros de milagrerias y los loteadores de paraísos y nirvanas,” - como diría el poeta Zalamea-, tras el colapso del campo socialista, salieron en tropel las alimañas de todas las pelambres con renovados bríos a proclamar “el fin de la historia”, la eternidad del sistema capitalista la muerte de la doctrina marxista, la necesidad de acogerse impositivamente a las reglas del mercado desregularizado al cual debían supeditarse todas las demás relaciones económicas, políticas y sociales.
Para los neoliberales las transformaciones del capitalismo actual son tales que han creado posibilidades ilimitadas para el bienestar del hombre, a tal punto, que las diferencias entre estos no son generadas por el sistema, sino por la incapacidad de los individuos para aprovechar esas ventajas, de aquí sacan la conclusión de que no solo las luchas, sino también las clases han desaparecido del horizonte histórico.
Esta visión es exponente de una ideología que pretende eternizar el capitalismo en un proceso de auto reproducción permanente, excluyente de toda revolución social. Pretende ocultar el nuevo contenido y formas de manifestación de la contradicción capital-trabajo, borrando así la significación clasista de las luchas que las diferentes composiciones sociales adelantan en el seno de la sociedad global.
Aunque como consecuencia de los adelantos científicos-técnicos y las transformaciones en las economías nacionales y la economía mundial, se hayan producido transformaciones en la estructura social y de clases que componen el sector popular, continúa agravándose el empobrecimiento, la opresión, y la explotación a que son sometidas indistintamente, por una clase burguesa fortalecida económica y políticamente y como tal, sin ánimo de renunciar en nada a su condición de clase dominante y a los privilegios engrandecidos que la acompañan..
El móvil de las ganancias (plusvalía) cada vez mayores lleva a los empresarios capitalistas, a las corporaciones trasnacionales y a los gobiernos a la incorporación creciente de todo aquello que pueda generar riquezas, a la extensión mundial, global, de las relaciones de producción capitalista a una estrecha ínter vinculación de todas las áreas del mundo en función del logro de sus objetivos particulares.
Pero este mismo proceso se alcanza impulsando su contrario: la redoblada explotación, la incorporación de nuevas masas de personas, territorios, países, etc. a la lógica del capital trasnacional dominante, que genera a su vez la exclusión temporal o permanente de masas de personas, fábricas e incluso de regiones de algunos países.
La incorporación selectiva de solo unos pocos grupos sociales dentro de los países y de unos pocos países a nivel mundial ha conducido a un nivel mayor de concentración de la riqueza y del poder, el cual se traduce en un nuevo escalón de la desigual distribución del ingreso que existe en todos los niveles.
Esta acentuada polarización es estimulada a través de las estrategias neoliberales, que mediante el control del Estado desplazan los recursos estatales (privatizaciones, subsidios, préstamos, financiamientos, recorte de impuestos etc.) a favor de grupos locales económicamente poderosos y empresas transnacionales por un lado y por el otro mediante la destrucción o control de los sindicatos, erosionan la legislación laboral existente, deprimen los salarios e imponen la flexibilización para facilitar la redoblada explotación de los trabajadores e incrementar la acumulación del capital. En general se puede afirmar que la principal causa del deterioro de la distribución del ingreso son los enormes beneficios del capital con respecto al trabajo.
Algunas cifras estadísticas pueden demostrar esta afirmación:
358 multimillonarios poseen ingresos que exceden a los de los países que tienen 2,3 miles de millones de personas, o sea el 45% de la población mundial.
Foto: Jason P.Howe, 2002
La quinta parte de las personas del mundo que viven en los países con ingresos mas elevados poseen el 86 % del PIB, el 82 % de los mercados de exportación, el 68 % de las inversiones extranjeras directas y el 74 % de las líneas telefónicas mundiales; mientras la quinta parte que viven en los países más pobres poseen cerca de un 1% en cada sector. Pero esta disparidad no se da tan solo entre países; de la misma forma, la desigualdad también ha crecido en el interior de muchos países, como son los de la OCDE, en especial los EUA, el Reino Unido y Suecia.
Las 200 personas más ricas del mundo han doblado su renta neta en los 4 años anteriores a 1998 hasta más de un trillón de dólares.
Los haberes de los tres máximos bimillonarios son superiores al PNB combinado de los países menos desarrollados y sus 600 millones de personas.
Por lo que se refiere a la concentración del poder industrial en megacorporaciones, en 1998 las 10 empresas líderes en telecomunicaciones controlaban el 86 % del mercado global. En la misma dirección, en 1993 tan solo 10 países respondían del 86 % del gasto en investigación y desarrollo y controlaban el 95 % de las patentes americanas de las dos ultimas décadas.
Si pudiésemos reducir la población mundial a una aldea de solo 100 personas manteniendo las proporciones de todos los pueblos existentes en el mundo, se presentaría la siguiente situación:
6 poseerían el 59 % de las riquezas y las 6 serian norteamericanas
80 vivirían en viviendas no habitables
70 serian analfabetas
50 sufrirían de malnutrición
Esta polarización inherente al sistema capitalista ha acentuado las contradicciones entre obreros y capitalistas entre los propietarios y no propietarios de los medios de producción o entre las naciones desarrolladas y las naciones subdesarrolladas y ha generado el rechazo de un amplísimo movimiento de fuerzas sociales y políticas en todo el mundo- ecologistas, mujeres, jóvenes y estudiantes, indígenas, negritudes, campesinos etc. que vienen desplegando numerosas acciones y han mostrado una creciente actividad y combatividad, como fue notorio en las manifestaciones contrarias a las reuniones de la OMC, del Grupo de los 8, del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y otras.
Cuando estas batallas, son eminentemente populares, están enfiladas contra la explotación del capital y en la búsqueda de una sociedad, sin discriminación de sexo, raza, etnia, generación, sin exclusión y justicia social.
La crisis de las políticas económicas neoliberales, puesta de manifiesto en la evolución de la economía mundial de los años 90, sumada a los problemas que vienen presentándose en otros ordenes como en el social, donde se presenta un importante aumento del numero de desempleados y subempleados, no solo en los países subdesarrollados sino también en los desarrollados, con su secuela de creciente pobreza la cual alcanza en la actualidad una cifra aproximada de 1500 millones de personas. Según el Banco Mundial, de una población de 6.000 millones de habitantes, unos 2800 millones de personas, casi la mitad, viven con menos de dos dólares al día, y 1200 millones, una quinta parte, con menos de un dólar al día.
En el plano político se presenta una crisis de gobernabilidad nacional y mundial, que el informe del desarrollo humano 1999 PNUD, caracteriza como “desequilibrada geográficamente (dominada por el G 7 normalmente, pero también por el G-1 muchas veces) y basada en acuerdos multilaterales que han ayudado al establecimiento de mercados globales sin considerar sus impactos sobre la humanidad, ...y donde no hay mecanismos para obligar a los individuos y las corporaciones no solo a los gobiernos a respetar los derechos humanos y los principios éticos... Una gobernabilidad, la actual, donde las estructuras y procesos a la hora de diseñar las políticas globales son poco representativos (FMI, BM, G-7, G-10, OCDE, OMC ) “.
Si a esto añadimos la crisis ambiental, consecuencia de la irracional explotación de los recursos de todo tipo existentes en el planeta por las potencias imperialistas y la crisis ética, generada por la promoción del individualismo, el consumismo y la competencia salvaje, podemos arribar a la conclusión de que el neoliberalismo en general como concepción del mundo se encuentra en crisis.
Ante esta circunstancia el socialismo no requiere demostrar su superioridad frente al capitalismo, después del triunfo, esta empieza a manifestarse desde el momento en que el capitalismo empieza a negarse a sí mismo.
Como señala Marx: “Conforme disminuye progresivamente el numero de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan este proceso de transformación, crece la masa de la miseria, de la opresión, del esclavizamiento, de la degeneración, de la explotación “.
“... El monopolio del capital se convierte en grillete del régimen que ha crecido con él y bajo él”.
El imperialismo, condenado a saquear cada vez mas al mundo y en la misma medida a promover el descontento y la rebelión universales se encuentra indefenso y como tal tiene que apelar cada vez mas a la negación de su democracia burguesa y a la utilización de la fuerza para mantener su dominio.(guerra del golfo, de Yugoslavia, de Afganistán ) y desarrollo del Plan Colombia como componente militar del ALCA entre otras medidas de ese corte.
Para Colombia en particular, rige el mismo análisis general, y arroja resultados similares. En la década del 90, el coeficiente de Gini, que mide la concentración del ingreso, paso de 0.47 a 0.52 (uno de los mas elevado del mundo), la diferencia de remuneraciones por niveles de educación se amplió, los ingresos laborales disminuyeron su participación en el PIB y la concentración del capital se acentuó en forma apreciable, aumentó el desempleo (21 %) sumiendo en la pobreza y la miseria a 33 millones de Colombianos, 3millones de niños están desnutridos y mal alimentados, 1.7 millones trabajan, 35 mil viven en las calles en Bogota.
Texto preparativo por: elbarcino@laneta.apc.org
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