Compañero Alberto Martínez y comandante de las FARC-EP Raúl Reyes.
Foto: "Resistencia"
Nuevo gobierno:
Democrático, independiente y soberano
Menos de un año de su posesión como presidente de la República del señor Álvaro Uribe Vélez, las FARC-EP pueden reafirmar con hechos concretos el carácter de derecha fascista de este gobierno, opuesto a las soluciones políticas negociadas en temas como los diálogos hacia la paz con justicia social, el canje de retenidos políticos en poder de las dos partes, por razones del conflicto interno y en cada una de las exigencias de los sectores afectados por el desempleo, los bajos salarios, los elevados impuestos y la venta de la soberanía nacional al imperio.
El Gobierno paramilitar, ilegítimo de Uribe Vélez, representa en Colombia la ultraderecha de la oligarquía liberal-conservadora. Este Gobierno como ningún otro se convirtió en avanzada de seguridad de las políticas y los intereses neoliberales, hegemónicos e intervencionistas de los Estados Unidos en nuestra patria, la región amazónica y América Latina. La posición de perro faldero de Uribe Vélez quedó demostrada en la inconsulta decisión de comprometer el nombre de Colombia en la ilegal guerra de exterminio contra el gobierno y pueblo de Irak.
El régimen político colombiano en cabeza de Uribe Vélez, se manifiesta como una dictadura civil sin fronteras ni control apoyada en la conmoción interior, en una Fiscalía al servicio de la estrategia paramilitar, en un parlamento de bolsillo, en una rama jurisdiccional ya amenazada con una reforma judicial y el referendo, en unos medios de comunicación defensores de esa política y en una fuerza pública embriagada por los ríos de dólares provenientes de la venta del país a los gringos.
Comandante de las FARC-EP Raúl Reyes y compañero Alberto Martínez.
Foto: "Resistencia"
Este gobierno de minorías aumenta sin medida la deuda pública interna y externa para incrementar la guerra y para pagar los favores a la clase politiquera a través de la corrupción administrativa, debiendo cancelar el Estado el próximo año como pago por el servicio de la deuda $ 25.4 billones o sea el 37.8 % del presupuesto nacional, mientras descarga sobre el pueblo todo el peso de la crisis, lo asfixia con nuevos impuestos, al tiempo que acrecienta el desempleo, la pobreza y la miseria de cerca de 40 millones de compatriotas.
La injerencia imperial del gobierno de los Estados Unidos de Norte América en Colombia es cada vez mayor. Lo hace con la complicidad y el beneplácito del gobierno de Uribe Vélez. El señor George W. Bush y sus asesores de la guerra y la explotación de los pueblos saben comprar con dólares y palmadas en la espalda las conciencias indignas de los agentes vende patria de la calaña de Álvaro Uribe Vélez y sus secuaces de la casta gobernante colombiana.
El Estado colombiano con su gobierno ilegítimo sigue adelante su estrategia paramilitar, llevando el terror, el desplazamiento forzado y la muerte a los sectores populares y de oposición política que luchan por mejores condiciones de vida. Consecuente con esta política este gobierno abre las puertas de la institucionalidad a sus paramilitares en las nuevas modalidades de soldados campesinos, cooperantes, encapuchados y redes de informantes pagos con dineros del pueblo.
Comandante de las FARC-EP Raúl Reyes y compañero Alberto Martínez.
Foto: "Resistencia"
La liquidación persistente del sistema de salud, el recorte desmedido de los precarios sistemas de educación, vivienda, servicios públicos y agrarios con el elevado costo de la vida, lanza a nuevos sectores sociales del país a la pobreza y la miseria. Mientras el desempleo aumenta en forma alarmante, las altas y crecientes tarifas a pagar por impuestos y servicios públicos crecen sin medida ni control en beneficio de la politiquería y la corrupción en la administración de los bienes del Estado.
Las FARC-EP están convencidas que la crisis política, económica, social y armada que sufre Colombia reclama con urgencia la conformación de un nuevo gobierno para la paz, pluralista, patriótico y democrático, opuesto a la política imperial neoliberal, con un programa de paz constituido en verdadero poder alternativo del pueblo para conducir al país por los caminos de la esperanza, la soberanía y la justicia social hacia la reconstrucción y la reconciliación definitiva y duradera de nuestra patria.
Este nuevo gobierno democrático del pueblo, estará integrado por 12 colombianos escogidos por sus organizaciones en representación de todas las regiones del país y todos los sectores sociales y populares que se identifiquen con los cambios propuestos por las FARC-EP en la plataforma de 10 puntos para la nueva Colombia donde prevalezcan la defensa de los derechos, libertades, independencia y dignidad hacia la reconciliación de la familia colombiana teniendo como eje principal la justicia social porque el destino de Colombia no puede ser la guerra indefinida.
Comandante de las FARC-EP Raúl Reyes y compañero Alberto Martínez.
Foto: "Resistencia"
Hemos intentado con persistencia encontrar las vías que nos lleven a la paz democrática, a la paz de la justicia social por las vías políticas pacíficas y cada vez nos hemos tropezado con la violenta oposición de una oligarquía militarizada, que esgrime la fuerza y el terror como única alternativa para quienes no comparten la política del régimen o se distancian de él.
En este objetivo de bienestar para el pueblo colombiano mantenemos en alto nuestras convicciones revolucionarias, nuestras armas y banderas, porque los problemas de hoy, son aún más complejos que los de ayer, porque la política de terror del Estado y su régimen gobernante ha ido cerrando sistemáticamente los espacios de participación y acción política democrática legal de las organizaciones del pueblo encargadas de ella.
Russia. Leningrado.
Compañero Alberto Martínez.
Foto: Redacción Rusa "Soprotivleniye"