Caquetá. Colombia. Photo: Jason P.Howe, 2002

Caquetá. Colombia. Photo: Jason P.Howe, 2002


Reflexiones

Altas tarifas e ineficiencia de los servicios públicos, baja calidad -privatización- austeridad presupuestal para la educación y la salud pública, regímenes laborales y pensionales injustos, inseguridad urbana y rural, desempleo abierto y disfrazado, desplazados y tantos otros problemas que agobian a la mayoría de colombianos y colombianas, pretenden ser escondidos por el gobierno y la clase dominante tras la manipulación de las noticias, particularmente las de orden público.

La crisis que vive Colombia es la del sistema y su modelo. Es la crisis económica, política y social, es la expresión de la lucha de clases que sigue siendo el motor de la historia, y no solamente un problema de orden público, es estructural y significa también el avance del pueblo colombiano, de hombres y mujeres, sindicalistas, campesinos, intelectuales y académicos de verdad, estudiantes, amas de casa, indígenas, desocupados, desplazados, en la construcción de la Patria con soberanía, paz con justicia social y dignidad.

Por ejemplo, pese a conocer que más del 90 % de los asesinatos de sindicalistas en el mundo ocurren en Colombia y que es una política de Estado la violación al derecho sindical, la 90 conferencia de la OIT no sancionó a Colombia, pues ésta es una decisión política que no asumen. Y lo peor del caso es que se acepta el pretexto esgrimido por el gobierno colombiano que se presenta como una víctima más, “que se encuentra en medio de los actores armados y por tanto no es responsable de estos hechos”.

La denuncia es clara: la guerra sucia es contra las organizaciones sociales, populares y contra aquellas que denuncian violaciones de derechos humanos.

Se justifica la falacia de los dos demonios enfrentados: el “pobre Estado” entre las fuerzas del mal, la izquierda y la derecha, desconociendo que es ese Estado, sus diferentes gobiernos, el establecimiento, esa clase dominante abyecta y corrupta que sirve a los intereses del imperio son responsables de la violencia y del paramilitarismo, que es parte de las políticas trazadas por el imperio y es hijo legitimo del Estado que lo impulsa, promociona y le pone las tareas de guerra sucia.

Permitan un paréntesis, porque es extraña la coincidencia, ¿será coincidencia? entre este argumento del gobierno colombiano y lo que plantean los que se llaman intelectuales o personalidades de la vida académica en su carta de finales del mes de junio. ¿A quién pretenden engañar con argumentos tan trajinados y actitudes arrodilladas y mercenarias? Fin del paréntesis.


San Vicente del Caguan. Photo: Jason P.Howe, 2002

San Vicente del Caguan. Foto: Jason P.Howe, 2002.


En Colombia:
• La lucha sindical por preservar la seguridad social;
• El movimiento de los educadores en contra de la reforma al Estatuto Docente que normatiza el despojo de las conquistas convencionales;
• La denuncia de las Zonas Especiales Económicas de Exportación, en las cuales rige el salario integral, por tanto desaparece la seguridad social y prestacional;
• El combate que desarrollan los trabajadores informales, que no tienen otra alternativa para conseguir su sustento, ante la persecución permanente de las autoridades;
• Las demandas y paros de taxistas por diferentes impuestos con los que tratan de esquilmarlos;
• El bloqueo de la carretera panamericana por los indígenas del norte del Cauca en demanda de sus derechos ancestrales;
• La gestación de masivos movimientos de los que se conectan a la energía de manera ilegal, por pura necesidad, no por vagancia o instinto ilegal como se quiere presentar;
• La huelga en Telecom, presentada como una disputa por los salarios –algo que no deja de ser importante-, esconde la mano privatizadora que pretende presentarla como una empresa en quiebra y con pérdidas, para justificar su venta, que además de significar un despojo al pueblo colombiano implica el desempleo para miles de trabajadores y trabajadoras, algunos por haber sido capaces de defender sus derechos y otros, los menos, para elevar los índices de plusvalía a los pocos “privilegiados” que sigan en la nómina;
• El interesante proceso electoral de los trabajadores que tendrá su culminación el 4 de octubre, donde se destacan listas que buscan la unidad y la lucha de clases;
son expresiones de la lucha social, sindical, cívica y popular. es el rostro del capitalismo, ahora neoliberal, que no se preocupa por el bienestar de las mayorías, es la demostración que en Colombia el pueblo no se arrodilla y lucha por sus derechos, por defender unos y por conquistar otros, de todas las formas posibles. De ese torrente hace parte el accionar de las FARC-Ejército del Pueblo, en la aspiración de una Patria mejor, más íntegra para todos y todas. Porque esta oligarquía no regala nada, todo hay que arrancárselo.


Foto: Jason P.Howe, 2002

Foto: Jason P.Howe, 2002.


Texto preparativo por: elbarcino@laneta.apc.org  

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