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  A Bolivia la acaricia el mar  
 
 
 
 
 
 

La historia de Bolivia, tierra de la gran civilización Tiahuanaco; cuna de los pueblos aymara; cumbre andina desde donde el cóndor levantó por siglos su vuelo simbolizando la libertad de collas, pacajes, lupacas y omasuyos, fue la fragua donde el inca Pachacuti Yupanqui forjara el Collasuyu para sentir el abrazo del mar abrigando su imperio. Esa tierra y ese pueblo, unidos en la simbiosis de la materia y el espíritu que Pachamama encierra en una dialéctica que sólo es comprensible dentro de la dimensión más creativa de la mentalidad humana, posee una historia que pese a las graves heridas de la brutal conquista española, perdura como realidad en la que un pueblo digno ha luchado por mantener como valores fundamentales, los aspectos raizales de su identidad indiana y de su resistencia bolivariana que evocan a Viracocha, maestro del universo, emergiendo desde el Titicaca para emprender, en su capa divina, los viaje en los que difundía el conocimiento por sobre los Andes, como rememoran los nombres de Junín y el épico repique de sables y truenos de pólvora en la derrota de La Serna y la corona española a manos del Mariscal de América.

Todo esto y más nos debe poner de presente, que tanto en tiempos del Tiahuanaco, así como en los del Collasuyo, o en época de la Real Audiencia de Charcas, o en los días en que se erigió en república de la mano del Libertador, Bolivia -con su espíritu soberano-, extendía sus dominios sobre el horizonte de olas salitres del oeste.

Esta república que, en palabras del Libertador, "Е ha nacido coronada con los laureles de Ayacucho", aún si solamente tomamos la referencia de la era postcolonial, debemos decir que vio la luz del proyecto de la América unificada, con una constitución que según la pluma misma de Bolívar, comprendía "los Departamentos de Potosí, Chuquisaca, La paz, Santacruz, Cochabamba y Oruro". Y aquel Potosí del que hablara la Constitución del padre nuestro americano, incluía el mismo territorio que se extendía desde la mirada de Pachacuti Yupanqui hasta el mar.

En este país hermano, donde también existen ingentes recursos naturales, se dio a fines de septiembre del año pasado el levantamiento popular contra los saqueadores oligarcas y yanquis que, además de robar sus minerales, pretenden tomar de manera total el gas. Pero éste pueblo resiste y seguirá resistiendo hasta encontrar con toda la América Latina y el Caribe su definitiva independencia.

¡Que lección de dignidad ha dado Bolivia al mundo! Por los senderos del Oruro marcharon los pies de la decisión y el decoro hasta Ventilla, cargando con mineros, obreros, desempleados, labriegos, sindicalistas, patriotas de toda índoleЕ, pueblo aymara, quechua y mestizo empobrecido. Desde Huanuni, Paillimani, en Chorros, Machacamarca, y en Caracollo y PatacamayЕ, y en Allo-allo, y La Paz, y en Sucre y en el alma del Collosuyo, se dieron pasos de avance, se levantaron barricadas de aguante, se vieron protestas antioligárquicas y antiyanquis, antiimperialistas y esperanzadoras por la soberanía del pueblo boliviano.

Horas y horas de caminata como chasquis de la esperanza; horas y horas de enseñanza para América, de los amautas de cobre y tierra del Tiahuanaco, transmutados en combatientes del pundonor, indicaron cuál es el camino que debe seguir el continente para que este mundo, realmente, sea mejor.

En Bolivia se ha ganado una batalla contra el imperialismo en la defensa que este pueblo hermano ha hecho, no solo del gas, sino de toda la patria y de la probidad de la América Nuestra. El manejo de ese importante recurso, el gas, por trasnacionales británicas y yanquis debe parar; y un buen paso para ello es el de aplastar el entreguismo de oligarcas vende-patria como Sánchez de Losada, pues ahí está metido el asuntito de la dignidad.

Los más de 120 muertos bolivianos de septiembre no pueden quedar en la impunidad. Aún se requiere mucho para que haya verdadera justicia para este pueblo sufrido. Qué mejor gesto de apoyo sería la solidaridad para con todas sus luchas, pero en especial para con su clamor porque se restablezca su derecho a salir al mar. Con respecto a esta aspiración que ya no es sólo de los bolivianos, a pesar de Ricardo Lagos, la voluntad de Salvador Allende ha de cumplirse: Bolivia tendrá mar.

Y es que es irónico observar que mientras el gobierno de Lagos, traidor de la Unidad Popular y de la honra chilena, no pone problema para feriar su país y hacer de punta de lanza en la implantación del ALCA en el continente; mientras se brinda como canal y puerto para el robo del gas que promete dejar ganancias por al menos 1.300 millones de dólares anuales para Estados Unidos, sí le duele devolver lo que por derecho y tradición inmemorial pertenece a los hijos de Viracocha y de Bolívar, de Tupac Katari y Bartolina Sisa, que se niegan a no poder pisar la arena de una playa propia.

Desde lo más alto del Illampú, la memoria de quechuas y aymaras, y la voz solidaria de los pueblos de la América Nuestra gritan, que en el sueño de unidad del Libertador, a Bolivia la acaricia el mar.

 
 
 
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Texto preparativo por: http://six.swix.ch/farcep/Revista/Resistencia32/Web/
Prof.A.M.Maysky y General Vargas: Redacción Rusa "Soprotivleniye".

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